Reducir el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 a el tema de la Gendarmería Nacional es no solo un despropósito, sino también es insultante a la inteligencia, pero concluir de ese planteamiento ligero y superficial que la creación de ese cuerpo llevaría a la "militarización" es ya francamente malicioso.
El mencionado Plan de Paz y Seguridad es un proyecto muy bien pensado y desarrollado que ataca el problema de la violencia en México desde todas sus aristas, creando un entorno social, político y económico que, si no cancela, si minimiza las causas que generan la inestabilidad y propician las actividades antisociales.
Este proyecto brinda alternativas a aquellos grupos vulnerables como los jóvenes, que no ven otra salida a sus condiciones paupérrimas de vida que la violencia y el crimen, o a los campesinos a quienes solo la siembra de producto ilegales les permite sobrevivir.
El nuevo gobierno comprende que no todo aquel que se dedica a la siembra, trasiego o venta de sustancias ilegales es necesariamente un delincuente por elección de vida, sino que son orilladas a esta vida por la miseria, la falta de oportunidades, el hambre y la promesa de riqueza y poder que los mismos cárteles prometen, aunque el 99% de ellos jamás lleguen a obtener esa promesa. Pero también es cierto que, de tener la oportunidad de optar por otra vía de desarrollo, la mayoría la tomaría, pues generalmente no son personas predispuestas a la violencia, sino empujadas a ella.
Por otro lado, para que el crimen organizado exista y sea el mayor peligro para la paz social, es imperativo que quienes se dedican a esta actividad, sobre todo quienes la dirigen, estén seguros de que difícilmente serán castigados por sus actos, es menester que impere la impunidad y con ella la corrupción. Sin policías, jueces, políticos y soldados que los protejan, el crimen organizado, los cárteles, no tienen oportunidad de existir.
Y no solo la corrupción directa como lo ha revelado el juicio contra Joaquín "El Chapo" Guzmán en los Estados Unidos, donde se ha revelado la corrupción y colusión de los líderes de los cárteles de la droga con ex presidentes como Vicente Fox, Felipe Calderón y hasta Enrique Peña Nieto, todos acusados de recibir dinero del narco durante sus mandatos, ya sea de forma directa o mediante sub alternos debidamente protegidos por el mandatario en turno.
Pero los cárteles no son el único factor generador de violencia en el país, la pobreza extrema, la frustración, la desigualdad, el resentimiento social, el saber que en nuestro país se ha cancelado la movilidad social y se ha consumado la terrible máxima de que la "cuna es destino", lleva a la desesperación a miles -quizá millones- de mexicanos que ven morir a sus hijos de inanición, no dejandoles otra salida que el delito para poder alimentarlos.
Es por estas razones que la corrupción aparentemente no relacionada con el asaltante o el pequeño distribuidor de drogas, en realidad está directamente ligada. Cada vez que el ejecutivo de una gran empresa le da una "mordida" al inspector de cualquier dependencia, incide directamente en la calidad de vida y ambiente de trabajo del empleado, haciendo su situación cada vez más precaria. Cuando la iniciativa privada y el gobierno pactan salarios insultantemente bajos, recargando así en el obrero el crecimiento del país y las utilidades de las empresas, reducen -como lo han venido haciendo durante 30 años- el poder adquisitivo de los empleados, produciendo con esto frustración, baja productividad, resentimiento social, hambre y desesperación, creando con ello el perfecto caldo de cultivo para las conductas antisociales.
Hemos creado toda una generación de "empresarios" holgazanes, sin iniciativa, acostumbrados a los negocios al amparo del poder, que no utilizan la innovación ni el ingenio para crecer, sino la corrupción y los amigos, junto con una clase política corrupta, ventajosa, abusiva y muy lejos del pueblo. Y todos ellos viven en una realidad alterna, convencidos de que los privilegios, canonjías y beneficios son su derecho, sin importarles a quien tienen que pisar, empobrecer o condenar a la miseria.
La dirección que la política económica y social han tomado los gobiernos neoliberales han producido también una pésima distribución de la riqueza, creando un profundo abismo entre la enorme mayoría de la población con menores ingresos y un puñado con las mas altas percepciones, llevando a una concentración del poder económico en unas cuantas manos y dejando a la gran mayoría e la población con graves carencias básicas en alimentación, vestido y sustento. Este tipo de situaciones, donde la brecha de ingresos es tan amplia, solo se da en sociedades profundamente corruptas, donde el poder político y el económico se coluden, se mezclan y el económico subyuga al político, y este último se convierte en el protector y salvaguarda de los intereses de unos cuantos, protegiendo y legislando siempre a su favor.
En México se ha creado una telaraña de complicidades tan intrincada que la única la alternativa parece ser romperla de tajo. Se que a muchos, quizá a la mayoría de los mexicanos nos gustaría ver tras las rejas a varios personajes descarada y evidentemente corruptos, pero han dejado el país en tan catastrófico estado y son tantas las cosas que hay que atender, que francamente es de mayor prioridad restaurar el país, recuperar la paz y atender la enorme cantidad de necesidades, que perder el tiempo y recursos con agravios pasados. Todavía hay miles de funcionarios y políticos en funciones y con cierto poder que están acostumbrados al viejo régimen de beneficios, prebendas y corrupción a quienes habrá que vigilar con lupa, y estoy seguro que con la presión social y un poco de paciencia, los actores perversos del anterior sistema irán cayendo.
La generación de oportunidades de estudio y trabajo para los jóvenes, la oferta de opciones legales de cultivo para el campo, el impulso a la industria y la empresa nacionales, la propuesta de legalización de algunas drogas, todo esto es parte importante del Plan de pacificación, no solo la Gendarmería. El error principal y la razón del fracaso de la "guerra contra el narco" iniciada por Calderón y continuada con peña, y la causa por la cual el resultado ha sido la muerte de mas de cien mil personas, es que se enfrentó el problema como si fuera puramente policial y se sacó al ejercito con la orden de "acabar con el narco".
Esta "estrategia" no tenia otra alternativa que salir mal y provocar lo que ya todos conocemos. A ningún ejercito puedes darle "carta blanca", siempre necesita objetivos claros y medibles, así como límites y reglas de combate, si no lo haces siempre tenderá a sobrepasarse, pues los ejercitos están entrenados para aniquilar al enemigo, pero si nadie les define quien es el enemigo, ellos lo decidirán por sí mismos, lo que inevitablemente lleva a masacres y violaciones de derechos humanos.
Pero en un país profundamente corrupto las policías municipales y estatales ya no son de fiar al estar sumamente infiltradas por el crimen, organizado o no y, en muchos casos, siendo ellos mismos los criminales. Si a esto agregamos una policía federal abandonada, mal equipada, sin entrenamiento y con, cuando mucho, 20 mil efectivos en las calles, nos damos cuenta que una policía civil en este momento es completamente inviable.
¿Que hacer, entonces?
La respuesta es tan lógica como compleja: La creación de un cuerpo de seguridad especifico, limitado, ordenado y con objetivos claros y medibles, con una formación estricta, un mando linear, disciplinados y con experiencia en el combate a que irán dirigidos, con un mando operativo militar, pero sometidos a las leyes civiles, con ordenes claras sobre las reglas de combate, el estricto respeto a los derechos humanos y el acceso a equipo, armamento y bases existentes.
Estamos hablando de utilizar del ejercito, la fuerza aérea y la marina a aquellos elementos que ya tienen, además de la formación y disciplina militar, la experiencia policíaca, por ello se eligió para la Gendarmería Nacional a personal de la policía militar, de la fuerza aérea y de la marina, quienes recibirán entrenamiento y ordenes sobre el respeto a los derechos humanos, investigación y que deberán comprometerse con el éxito del Plan de Paz y Seguridad completo, de forma imperativa y sin reservas, recibiendo además todas las herramientas educativas y de operación necesarias para el cumplimiento del objetivo, que es el mandato de protección a la población y pacificación del país.
En una primera etapa serán elementos seleccionados pos sus méritos, atributos y experiencia por sus superiores, en la segunda etapa serán invitados los miembros de las fuerzas armadas que deseen participar, condicionando su inclusión al mérito, logros y adiestramiento posterior y, en una tercera fase se invitará a los jóvenes de la población civil que deseen integrarse y logren concluir con éxito el entrenamiento militar, el post militar y el policíaco y que, finalmente, demuestren ser aptos para pertenecer a la Guardia Nacional.
Como podemos ver, no se trata de una "militarización" sino de todo un programa basado no solo en el mérito, la disciplina y el deseo de pertenecer, sino en la aspiración, el honor y la capacidad para hacer el trabajo encomendado.
Si, en efecto, la Gendarmería será operada por el Secretario de la Defensa, pero coordinada por la autoridad civil y supervisada diariamente por el ejecutivo quien es a la vez el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Las policías de los tres niveles han sido históricamente vulnerables a la corrupción y la colusión con el crimen por dos factores principales: La falta de disciplina estricta y los bajos ingresos, sin prestaciones y malos tratos por parte de casi cualquier funcionario público. Si eliminamos esos factores, obtendremos elementos difíciles de cooptar o corromper, creando así un cuerpo de protección digno, comprometido y confiable.
Pero la Gendarmería Nacional es solo uno de los puntos en el Plan Nacional de Paz y Seguridad conformado por estrategias que atienden las diferentes aristas del problema. Tenemos por primera vez un extenso proyecto horizontal que ataca desde las causas hasta las consecuencias de la violencia, pasando por todas sus derivaciones como el lavado de dinero, las empresas fantasma, la extinción de dominio, el escudo del fuero, la impunidad y el combate a la corrupción.
Como podemos ver, el miedo a la "militarización" del país es completamente infundado y sin sentido. Es completamente irresponsable analizar el tema de la Gendarmería Nacional como un ente separado e independiente del Plan Nacional de Paz y Seguridad, pues forma parte integral de éste.
Te invito a leer el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 aquí y aquí